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TRATA BIEN A TU PSICÓLOGO

En artículos anteriores he tratado de desarrollar cuál debería ser el comportamiento del psicólogo y del psicoterapeuta para con los clientes que solicitan sus servicios y para con la profesión misma, he escrito a cerca de la ética y su importancia, y la forma en la que algunos han desvirtuado la labor tan noble que debemos desempeñar. Todos esto porque me parece importante que tanto a los doctos como a los legos les quede bien claro el camino que estamos recorriendo y la delgada línea que nos separa de una mala conducción en nuestro quehacer profesional. Sin embargo creo que también hay que hablar de cómo debería ser el proceder de aquellas personas que busquen nuestros servicios, ya que si bien los profesionales somos los que establecemos las condiciones de la relación terapéutica, no hay nada que regule el cumplimiento de los acuerdos que se celebran en un consultorio psicológico. Ya para que no digan que sólo le echo tierra a los colegas permisivos aquí te expongo, querido lector, algunos consejos para que la relación sea respetuosa, justa y comprometida.


Antes de iniciar la relación con el psicoterapeuta. 1. Infórmate de lo que es la psicoterapia, de las diferentes corrientes que existen, de cuál es la que mejor podría ayudarte para resolver la situación que te impulsa a buscar asesoría. Si tienes conocidos que hayan pasado por proceso psicoterapéutico que te cuenten cuánto les ayudó la experiencia y date cuenta si lo que te dicen es congruente con sus comportamientos. Si no es así probablemente algo de lo que dicen no sea cierto. Pero no dejes de buscar alternativas. 2. Cuando encuentres alguna opción que te parezca interesante, apropiada o conveniente, contáctalo por teléfono o celular, acuerda una cita, en el horario que mejor convenga a ambas partes. Si lo consideras necesario pregúntale por el costo de la sesión ya que no existe un estándar que uniforme este servicio. Considera que lo que te cobra está implicando sus estudios, su experiencia, su efectividad; claro que también hay quienes cobran por la ubicación de su consultorio, su popularidad –si ha salido en medios de comunicación o si tiene obras publicadas-, o por su extracción social. 3. Si ya acordaste la cita lo correcto es que llegues a la misma, cumpliendo en tiempo y forma. Y si por algún motivo no puedes llegar a la hora acordada es importante que hables para que te conceda una prórroga; si te será imposible llegar ese día es bueno que re-programes la cita para otra fecha en que ambas partes tengan posibilidad. Si por algún motivo te das cuenta que ya no necesitas esa primera entrevista, o porque aparecieron compromisos imponderables y debes priorizarlos antes que a la psicoterapia, lo más considerado es que, así como llamaste para hacer la cita, también lo hagas para cancelarla. Nota: cualquiera de estas circunstancias, te recomiendo avises por teléfono, un mensaje, un inbox o un correo electrónico no son formas inmediatas de transmitir esta necesaria información: recuerda que estructuramos nuestra agenda según las citas que tenemos. 4. En la primera entrevista pregunta por todo aquello que quieras saber de sus credenciales, su formación y su forma de trabajar. Es importante para que sepas si vas a estar a gusto y principalmente si te puede ayudar su asesoramiento en el conflicto que deseas resolver. Durante la psicoterapia. 1. Llega puntual o a tus sesiones. Tu psicoterapeuta ya tiene estructurada su agenda. Si dispone de tiempo de sobra, y según se desarrolle cada sesión, podrá darte unos minutos más de los que acordaron en la primera entrevista. 2. En la medida que vayas confiando en tu psicoterapeuta cuéntale todo lo que creas que afecta tu vida y sobre todo ese aspecto de ella que está generando preocupaciones. Un proceso psicoterapéutico sólo será efectivo si se cuenta con toda la información para incidir con mayor eficacia sobre los factores causales, predisponentes, facilitadores y detonadores de tu malestar. No pidas efectividad si te quedas con información que consideres relevante. 3. No quieras ir rápido. Sabe que cada cosa tiene su tiempo, que la rapidez depende de ti y no de tu psicoterapeuta. Un defecto que ha tardado en fijarse décadas no saldrá tan fácilmente en unas semanas. Es necesario ser pacientes. 4. Cumple con las tareas psicoterapéuticas, ellas son las que podrán acelerar el ritmo. No las hagas sólo por cumplir, date el tiempo para involucrarte verdaderamente en ellas y darte cuenta lo que cada una te está enseñando. 5. Procura no quedar a deber las sesiones pues se trata de la ganancia justa del profesionista que está a tu servicio. Y si fuera verdaderamente necesario salda tu deuda la siguiente sesión. O puedes quedar a deber la anterior pero paga la que acaba de terminar. Si hablas con tu psicoterapeuta pueden llegar a un arreglo conveniente para los dos. 6. No le exijas soluciones mágicas, ni caricias maternales. Estamos para acompañar pero no para compensar necesidades neuróticas. Tenemos experiencia conteniendo, ofreciendo posibilidades operativas de solución y dependerá del cliente la aplicación de éstas. 7. Si no asistirás a alguna de las sesiones avisa con suficiente tiempo, por teléfono, según lo que hayas acordado con el profesionista. Suele acordarse que si no hay aviso alguno y el cliente no llega, éste pagará el importe completo de la sesión, como manifestación del respeto que se le tiene al psicoterapeuta y a su trabajo. 8. Si un día decides terminar la relación psicoterapéutica y aun no has sido dado(a) de alta, sabe bien que el proceso no ha concluido sino que tú lo estás truncando. Es bueno que te hagas responsable de esta decisión y que avises en la última sesión a la que hallas decidido asistir. Después de terminado el proceso psicoterapéutico. 1. Agradece. Esto es una clara indicación que operó un cambio significativo en ti. 2. Retroalimenta a tu psicoterapeuta en sus aciertos y lo que crees que falló, esto le permitirá ir mejorando. Y agradecerá tus observaciones. 3. Si crees que te ayudó a resolver tu conflicto, si te mostró que tenías la capacidad de salir adelante por tus propios medios y estás satisfecho con el resultado… recomiéndalo con quien creas que necesite un proceso asistido con psicoterapia. Si sigues estos consejos ten por seguro que habrá mucho más conciliación y menos conflicto en esta relación de la que tú y tu psicoterapeuta pueden obtener mucho aprendizaje.


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